domingo, 15 de mayo de 2016

Qué e Galicia para min?

Esta entrada es el final... El final de toda una gran aventura que comenzó el 15 de septiembre de 2015 y termina hoy, 15 de mayo de 2016. ¿Coincidencia? NINGUNA (bueno sí, un poco). 

Hoy hace exactamente ocho meses que inicié esta etapa que para mí era nueva, y la que cierro hoy con la satisfacción de un deber cumplido, y el buen sabor de boca que deja esta tierra sobre mi vida. Y es que hay muchas maneras de definir Galícia y sus gentes, cada uno tiene la suya particular. Para unos simplemente puede ser hierba verde, para otros lo primero más vacas, para otros tantos eso más un puerto y los meandros de un río, pues es lo que ve desde su ventana y lo que está a unos cuantos paseos de su vivienda.

Pero eso es porque no son yo, ni yo puedo ser ellos. Porque Galicia para mí es otra historia bien distinta. Esta tierra, a la que le tengo un gran cariño ya, supo acogerme con los brazos abiertos y supo darme la bienvenida que necesitaba para sanar todos mis huesos de las contusiones de un pasado incierto, indeciso, fantasmal.

Aquí me hice adulto, aquí aprendí la adultez, aquí me di cuenta de que era verdaderamente lo importante, que lo relativo y que lo urgente. Pude divisar claramente mi futuro, para el cual solo quería la tranquilidad y el pensar continuo, quien sabe, quizá desde mi pequeña cabaña más al norte de donde me encuentro ahora mismo redactando esta entrada.




Me acuerdo de mis expectativas al venir aquí, y es echar la vista atrás y comprobar como, con el tiempo, una tras otra se han visto cumplidas. Espero que los cielos te mantengan, tierra mía, y que los verdes pastos, los altos helechos y las lluvias constantes no se extingan, y siempre puedas salir de verde esperanza, engalanada, cubierta de gloria, tierra de mártires y de labregos, tierra de exilio, tierra de rabia, y tierra de ideas.

¡Hasta siempre Galicia! Te llevo en el alma, como el primer día. 

lunes, 2 de mayo de 2016

Galicia en un nuevo mundo.

¿Cómo sería Galicia en un mundo nuevo? Es esa pregunta la que siempre, todos los días, de manera constante rodea mi cabeza, desde que decidí trasladarme a vivir aquí, hace ya casi un año. Repiquetea mi interior de manera persistente, en ocasiones, sin saber yo darle una respuesta.

Cada vez que atraviesan la frontera de mis oídos ciertos comentarios, me doy cuenta de que, aunque no sea imposible, ese nuevo mundo aún está muy lejos. Esta pequeña península, rodeada del cruce de un inmenso océano y un mar chico, a la que apenas se alcanza a apreciar en altitud espacial, es a ella a la cual le he cogido aprecio, y a las cosas a las cuales me encariño, suelo preocuparme por ellas, puede que incluso más de lo que se preocupan, o demuestran preocuparse las personas que he conocido, aunque, como siempre, eso es solo mi punto de vista, el de un puntito más entre cientos de miles.

Me duele tanto ver pueblos de estas tierras abandonados porque sus gentes no veían allí esperanzas de continuar con sus vidas, tuvieron que emigrar, y algunos hasta perder su identidad. Y mientras, el resto lo que hace es discutir sobre las condiciones actuales del gallego. Y es ahí cuando me hago otra pregunta; ¿Y si el gallego desaparece por que no quede nadie para hablarlo? Porque hartos de la desidia y de la indiferencia, se marchen todos de su tierra y no quede ni uno para cultivarlo. No miréis con extrañeza, se puede dar el caso, conforme van las cosas, se puede dar cualquier caso.

Jóvenes estragados por los peculiares métodos de normalización de una Institución regida precisamente por gente a quien Galicia le importa tres grelos. Solo se preocupan de ellos mismos, su ego es tan exacerbado que desestiman las preocupaciones de los demás. En una educación que bien podría quitarse ese nombre y llamarse adoctrinamiento, pues es el verdadero objeto de sus esfuerzos. Esfuerzos para que no pensemos, no discernamos. Esfuerzos para incalcar el oprimir al que antes fue el opresor, amparándose en argumentos que se vienen abajo por su propio peso.

Manipulan las mentes mas nacientes para que decidan a su corta edad entre bien y mal, eso sí, siempre bajo la estipulación del tutor. Si has nacido en Galicia, mala suerte, por h o por b deberás defenderla a muerte, porque sino vendrán las águilas y te raptarán para depositarte en la cuna del Valle de los Caídos, fascista. 

No estoy en contra de que cada persona defienda su tierra a la cual siente apego. Lo que estoy en contra es que se utilice a las mentes más inocentes como carnada para secundar designios en el fondo, profundamente egoístas. No estoy en contra de que ejerzas tus derechos mientras estos no pisoteen los míos. Es por ello, que me ampararé en la razón que no ser oriundo de esta tierra me permite, ya que los juicios del corazón en estas cuestiones son siempre errados. Es instintivo defender el terruño donde se nace, todos los animales lo hacen. Ahora, lo instintivo no siempre es lo racional

Lo racional sería tomar la moneda y darle la vuelta, para comprobar que siempre existe una cara más fea que la que solemos ver, o la que nos suelen mostrar. Colocan sobre nuestras mentes un pensamiento ya formado, mirando mal a cualquiera que tome partido en una opción que se salga de su estrecho espectro de pensamiento, ya prefabricado con anterioridad.

Que caigamos prestos en las redes de los que juramos que son nuestros enemigos, es para mear y no echar gota. Me perdonaréis estas ávidas lanzas que he propulsado en contra de lo que me parece algo carente de razón, puede que lo vea de esa manera dadas mis circunstancias. Yo, como el pirata de Espronceda no tengo Dios, ni Patria. El nacer al otro lado del Atlántico y mudarme aquí sin tener conocimiento de causa, y sobre todo haber cobrado ese conocimiento y darme cuenta de lo absurdo de los conflictos nacionalistas me ha llevado a esa conclusión de que por sí, son absurdos.

Lo único que hace el decir "orgulloso de ser" seguido de cualquiera de los gentilicios, es hacer daño. Primero, al ego de los que se sienten identificados de ser todo lo contrario. Segundo, al nuestro propio, y tercero, a la tierra a la que decimos que estamos orgullosos de pertenecer. ¿Vosotros veis a las hayas compitiendo por ver cual de las dos es más gallega? ¿O lobos que se pelean con otros lobos por no pensar como ellos? Claro, porque los lobos no piensan, pero nosotros sí, por lo que discutir por nuestra forma de pensar es algo, si cabe, más irracional que el caso de los animales.

Una ardilla podrá defender su árbol, que es el rinconcito donde vive y se refugia de la lluvia. Pero las ardillas nunca defenderán grandes territorios. Nuestro delito, es que a sabiendas de que existe más mundo fuera, queremos reducirlo todo a un pequeño promontorio de unos cuantos miles de kilómetros, pero nosotros mismos les dibujamos límites.

Es eso lo que nos hace inferiores a los animales. ¿Y si Galicia ocupara todo el mundo? ¿Y si la cultura gallega se mezclara con las otras culturas, no para perderse sino para salir más reforzada? Se dice que la endogamia es una de las principales causas por las que se extinguieron los neandertales, bien pues yo digo, será esta endogamia cultural que algunos, cada vez más por desgracia, mantienen, lo que poco a poco irá sepultando esa Galicia "que tanto aman".

Podríamos tener una mente tan abierta como para reconocernos como habitantes del mundo, y a la vez arraigarnos al sitio que nos vio nacer. Podríamos pensar que los límites no son los geográficos, sino hasta donde nuestra imaginación alcance, Podrían desaparecer las divisiones territoriales, étnicas, religiosas o políticas que nos impiden crecer como personas. Podríamos ser una gran comunidad, por fin civilizada, que sueña con mejorar aún más, hasta que por fin podamos entender el miedo que los antíguos dioses tenían ante nuestra unión. 

Podríamos, como podemos hacer todo lo que nos propongamos. Pero claro, es más facil circular por el mismo camino cómodo y relajado por el que marcha el resto del redil, que atreverse a escalar pedregosos montes, trabajando todos en común para pulirlos, hasta conseguir al final ese mundo ideal con el que muchos antes de mi, antes de nosotros, han soñado. 

El paraíso que tenéis ante vosotros, disfrutadlo solamente porque es paraíso. No le pongáis una banderita ni le fabriquéis un himno, pues los bosques, los ríos y los animales no lo necesitan. Sed vosotros mismos, sed lo que queráis ser, y da igual si sois gallegos que zamoranos que catalanes que zulues, sed libres de esos modelos de opresión a los que llaman naciones